La sangre es indispensable para vivir. La disminución de su volumen o la alteración de algunas de sus funciones pueden poner en peligro la supervivencia del organismo.
La Transfusión Sanguínea es una modalidad de tratamiento médico, por la cual se aportan al paciente accidentado o enfermo los componentes sanguíneos que le falten.
Es la variante más extendida de injerto de tejido vivo, como en todo injerto, el éxito depende de tres factores:
Tener en cuenta las reglas de la compatibilidad inmunológica para evitar el rechazo. Es decir, los grupos sanguíneos del donante y del receptor deben ser compatibles.
Prevenir la transmisión de una enfermedad infecciosa que tuviera el donante. Por eso, además de los análisis de control, es tan importante la colaboración del donante, leyendo y comprendiendo los motivos de exclusión y respondiendo con sinceridad de la entrevista sanitaria.
Conseguir la viabilidad del tejido conservando la sangre en unas condiciones óptimas de una forma ininterrumpida.
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